Inamovible desde aquel día por el celo con que se cuidan las más esenciales pertenencias del dueño de aquella modesta moraba, se encuentra -además- la silla que solía usar esa figura que gobernó la República por 22 años, el ciudadano que despachó y observó la forma cómo lidiaba Rafael Leónidas Trujillo con el poder y con sus enemigos.
Después de dormir dos horas, justo en la alborada, comenzaba sus labores matinales aquel hombre austero, impresionantemente culto y solitario. Ese día no llegó a posar las asentaderas en el lugar habitual donde desayunaba de cara al sol. Aunque tres sillones más completan la mesa del comedor personal, casi nunca nadie le acompañó.
Como siempre, esa mañana se dispuso el desayuno en la mesa, pero una vida de 96 años, buena parte de los cuales estuvo sometida a las intensas batallas políticas, ese jueves no pudo más. Su salud, aquejada de una úlcera sangrante, se deterioró y hubo de ser llevado a la clínica Abreu de la avenida Independencia.
En el comedor personal, aún permanece el azúcar moreno que utilizaría Balaguer el día que enfermó para no mejorar.
Aunque para el año 2002 no ejercía la función Ejecutiva, Joaquín Antonio del Sagrado Corazón de Jesús Balaguer Ricardo (Joaquín Balaguer, 1906-2002) vencía los días del calendario sometido a intensas horas de trabajo, que difería entre la labor intelectual limitada, o escuchando quejas y peticiones de personas comisionadas que provenían de disímiles comunidades del territorio nacional.
Cuando la casualidad, el destino o las circunstancias le situaban en la conducción del país, después de una extenuante jornada de trabajo despachando asuntos de Estado, Balaguer llegaba a su refugio sagrado, el lugar donde nunca admitió intromisión extraña, ni siquiera el perturbador sonido de los tacones en el piso, pues dedicaba sus limitadas energías a la soledad de su intelecto, alimentado con miles de libros que recelaba de ellos como su único tesoro.
La tristeza asomó al rostro de Xiomara Herrera, una de sus asistentes, y cuyos ojos se tornaron vítreos al asomar las lágrimas cuando trata de buscar retrospectivamente las imágenes de su líder en su memoria.
En este salón biblioteca, ubicado en el segundo piso de su residencia, el doctor Balaguer solía recibir comisiones para tratar asuntos que no tuvieran que ver con el Gobierno, generalmente para temas políticos con dirigentes del Partido Reformista Social Cristiano.
La foto del fondo en blanco y negro es de Saint Frances Xavier Cabrini, a quien Balaguer oraba todas las mañanas al despertarse. Fue la primera monja que fue declarada santa por el Vaticano.
Una de las fotos de Joaquín Balaguer que cuelgan en su casa.
Dos gaveteros frente a su cama.
BAÑO PERSONAL. En su baño personal se guarda el traje blanco y la banda Presidencial que muchas veces usó en la toma de posesión.
SE EJERCITABA. Una bicicleta para hacer ejercicios se preserva en el baño personal del doctor Balaguer, la cual usaba para ejercitar sus piernas afectadas de flebitis.
Carmen Celia Ricardo, madre de Balaguer.
En este despacho, contiguo a su habitación, Balaguer recibía visitas privadas.
Tags:
Nacionales
A mi me habían hecho esa historia z no me lo creía que el Dr. Balaguer era un caballo de misterio de San Carlos Borromeo. Y al ver el cuarto ahora me quede engranujado.
ResponderBorrarEsa imagen es del Patron Santiago
BorrarHamlet Peña, ese imagen es del Patrón Santiago, busque en google para que conozca a San Carlos Borromeo.