Vista de Riad. REUTERS F. AL NASSER |
La acusación ha sido repetida por el coronel Turki al Maliki, portavoz de la coalición liderada por Arabia Saudí para echar a los Huthi de Sana y reinstaurar al Gobierno internacionalmente reconocido de Abd Rabbo Mansur Hadi. Al Maliki ha calificado de “iraní” el misil interceptado sobre Riad. Se trata del cuarto intento de los rebeldes yemeníes por alcanzar la capital saudí en los últimos cinco meses. A finales de marzo, un trabajador egipcio resultó muerto y otro herido cuando los restos de otro cohete interceptado cayeron sobre su vivienda a las afueras de la ciudad. Fue la primera víctima mortal de este peligroso pulso.
La rivalidad histórica entre Irán y Arabia Saudí se ha agravado desde la llegada al trono del rey Salmán quien, a través de su hijo y heredero, el príncipe Mohamed Bin Salmán (MBS), ha inaugurado una política más activa. Ambos países se encuentran enfrentados por interposición en todos los conflictos regionales desde la guerra de Siria hasta la de Yemen, incluidos Líbano e Irak. Incluso han roto relaciones diplomáticas a raíz de la ejecución por Riad de un clérigo chií a primeros de 2016 y el consiguiente ataque a la Embajada saudí en Teherán.
El nuevo intento de alcanzar Riad y los dos misiles lanzados contra las provincias fronterizas de Jizan y Najran, no han sido los únicos ataques Huthi de este miércoles. Por la mañana, Al Masirah, la cadena de televisión de los rebeldes, anunció que habían bombardeado desde sendos drones una planta de Aramco en Jizan y el aeropuerto de Abha, en la vecina provincia de Asir. Sin embargo, Al Maliki aseguró que habían derribado ambos aparatos y la compañía petrolera dijo en un comunicado que sus instalaciones funcionaban con normalidad.
La imagen que Al Masirah utilizó para ilustrar ambos bombardeos es de un dron Qasef-1, que la milicia mostró en una ceremonia el año pasado como de fabricación propia. Sin embargo, Conflict Armament Research (CAR), un grupo de investigación sobre armas en zonas de conflicto, afirma tener pruebas de que el Qasef-1 y otros equipos usados por los Huthi están fabricados en Irán.
Los Huthi, que se hicieron con el control del Gobierno yemení a finales de 2014, no disponían de capacidad misilística antes de la intervención militar saudí hace tres años. Ahora defienden que los cohetes son su respuesta a los bombardeos de la coalición árabe sobre el territorio bajo su férula y que, según la ONU, han causado 10.000 muertos y más de 54.000 heridos, desatando la “peor crisis humanitaria del mundo”.
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