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PRM, dos grandes pruebas / Rosario Espinal

Por: Rosario Espinal
Al comenzar el año 2018, el Partido Revolucionario Moderno (PRM) inicia el período más importante de su corta historia. Surgió para aglutinar el sector que salió del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), y en las elecciones del 2016 demostró representar la mayoría del voto perredeísta. Como estreno, esa masa votante es un gran legado que ahora le toca preservar y aumentar para poder ser competitivo en futuras contiendas electorales.
Hacia el 2020, el PRM enfrenta dos pruebas cruciales: la selección de sus autoridades y la selección de las candidaturas.
La primera prueba ya se inició; es la selección de sus nuevos directivos programada para mediados del mes de febrero. Actualmente predomina el debate de quiénes serán los candidatos a ocupar puestos de dirección, y si estos deben contar o no con el apoyo de los principales líderes. Lo fundamental es que se celebren elecciones con el padrón establecido, que los votos sean fidedignos y se cuenten bien.
Es perfectamente normal que los principales líderes del partido apoyen candidatos específicos, y es cierto que tales apoyos pueden beneficiar esos candidatos (las elecciones nunca son totalmente equitativas). Lo que no pueden hacer los principales líderes es suplantar las votaciones por acuerdos previos. Los miembros del PRM deben tener la oportunidad de emitir sus votos con libertad por los candidatos de su preferencia para dirigir el partido.
El otro punto central en esta fase de selección de autoridades es que los elegidos traigan aires frescos al PRM. Para crecer y proyectarse como un partido con real potencial de triunfo en las elecciones del año 2020, el PRM tiene que abandonar la herencia divisionista y derrotista del PRD, y para ello, los líderes y las ideas deben renovarse. De lograrlo, el PRM habrá pasado con éxito su primera prueba de fuego.
La segunda prueba se presentará con la selección de candidatos a las elecciones del año 2020. Esa será la tarea compleja del 2019. Para ello, el PRM tiene como lección la experiencia del 2016. Sus posibilidades de triunfo aumentan exponencialmente cuando llevan candidatos con legitimidad en la sociedad.
Un partido en la oposición, que arrastra por herencia una historia de desaciertos políticos de sus dirigentes, no puede darse el lujo de ignorar ni engañar a la sociedad. Para avanzar electoralmente, el PRM necesita generar mucho entusiasmo y reales esperanzas; si no, se le hará muy difícil ganar las elecciones del 2020, por más hartazgo que haya en el electorado con el PLD.
La selección de la candidatura presidencial será crucial. Debe haber una competencia democrática, pero no puede haber traición ni en el proceso de precampaña ni después de la selección. El PRM no está en condiciones sólidas para darse el lujo de escenificar pleitos de tendencias ni boicoteos.
Para caminar hacia una victoria electoral necesita gestar competencia, por un lado, y capacidad de unidad por otro. En la democracia, la competencia es fundamental porque permite generar opciones, pero una vez concluido el proceso de competencia, los partidos tienen que lograr la unidad de dirección y propósitos. Si no, la competencia se vuelve riña, y las riñas terminan produciendo autodestrucción. He ahí las experiencias autodestructivas del PRSC y del PRD, que sirven como muestra de cómo hundir partidos que en una época concitaron gran apoyo electoral.
El sistema de partidos en la República Dominicana está muy debilitado y se encuentra en su peor momento. El crecimiento y fortalecimiento del PRM serviría para detener el progresivo deterioro del sistema de partidos.

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