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CASTILLITO EL JUSTICIERO/Jose Enrique de la Rosa

Por: Jose Enrique de la Rosa

Ciertamente que el viejo dicho de que “la educación, la pulcritud y la dignidad no se compran por ser un don inherente a los escasos seres que las poseen” En esta estampa se pone en evidencia ese viejo dicho. .. , y por hay van las cosas. 



Por ejemplo un de los cuerpo oficiales corrompido hasta los tuétanos es la policía nacional, su historia parece sacada de uno cuento de terror. Sin embargo de allí de aquella institución en San Juan de la Maguana surgió un hombre pulcro que sus actos dignificaban la institución desacreditada y hacia que la gente volviera a creer en la policía en esa época. 

En varias ocasiones llego a renunciar por no compartir con acciones que se cometían riñendo con su conducta y su formación humana, pero otras tantas era convencido para que ingresara de nuevo…, incluso se dedicó a trabajar tierra de cultivo y seguían buscándolo para que le sirviera a la policía. 

Este policía que no paso a alto rango en la institución por su reputación llego hacer encargado de la seguridad personal del más grande líder de masa que has tenido la República Dominicana, me refiero al Dr. José Francisco Peña Gómez, es decir que cuando Peña Gómez viajaba para San Juan, la seguridad del líder era confiada...,puesta en la mano de éste policía excepcional …,el policía que hizo temblar el bajo mundo de la delincuencia sanjuanera, con tan solo mencionar su nombre. 

Hombre que hizo que la ciudadanía tuviera un buen espacio de respiro, sin embargo, como dice el viejo refrán 

“perro hueveros aunque le quemen la boca sigue comiendo huevos” 

Por eso, debes en cuando en el pueblo aparecían uno que otros robos…, pero más duraba un pie sobre una brasa que el robo en manos de los ladrones, pues eran capturado por el único policía de esa época que ejercía la función para lo que fue alistado “Proteger a la ciudadanía” 

Su arte de pesquisa y el olfato…, de sabueso lo llevo a tener en el ejercicio de su deber enfrentamientos con la delincuencia expidiendo su vida, la que salvo milagrosamente mientras varios delincuentes cayeron en el abismo de la eternidad por su puntería certera…, pero te fuiste y difícil ha sido encontrar otro con tú. Hoy en tu ausencia pacificadora solo nos recta decirte: paz a tus restos. ¡Que bien lo hiciste Castillito!

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