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Gary Cohn, el general que corrige en público a Trump

Se habla mucho de los generales de la Casa Blanca -generales en sentido literal-, de los altos cargos militares de los que se ha rodeado Donald Trump y que gustan al republicano tradicional por ortodoxos y respetados: el jefe de gabinete, John Kelly; el consejero de Seguridad Nacional, H. R. McMaster; o el patrón del Pentágono, Jim Mattis. Pero hay otro comandante en jefe, un general de Wall Street llamado Gary Cohn, que representa el ala más pragmática y moderada de la pintoresca Administración de Trump y que, como se vio este viernes, es capaz de criticar en público, y de forma muy contundente, al presidente.
El ex segundo ejecutivo del gigante bancario Goldman Sachs, elegido por Trump como director de su Consejo Económico, es el único cargo del Ejecutivo que ha cuestionado abierta y duramente la reacción del mandatario tras el estallido racista por parte de grupos neonazis y supremacistas de Charlottesville (Virginia). “Esta Administración puede y debe hacer más para condenar a estos grupos de forma coherente e inequívoca, así como hacer todo lo posible por curar las profundas divisiones que hay en nuestras comunidades”, dice en una entrevista publicada este viernes en Financial Times.
Cohn, judío, admite que ha recibido presiones para para dimitir de su puesto en la Casa Blanca, aunque también para permanecer en ella. Los rumores de su renuncia corrieron como la pólvora después de las incendiarias declaraciones en Trump, en las que se mostraba equidistante entre las protestas supremacistas de Charlottesville y los antirracistas, llegando a decir que en aquellos disturbios del 12 de agosto había “buena gente en los dos lados”. “Como patriota americano, soy reticente a dejar mi puesto porque siento el deber de cumplir con mi compromiso de trabajar para el pueblo americano, pero también me siento obligado a expresar mi angustia por los acontecimientos de las últimas dos semanas”, se explaya Cohn en la entrevista. “Los ciudadanos que se plantan por la igualdad y la libertad jamás pueden ser equiparados con los supremacistas blancos, los neonazis o el KKK [Ku Klux Klan]”, recalca.
El banquero encarna, junto al secretario del Tesoro, Stephen Mnuchin, o el responsable de Comercio, Wilbur Ross, todos pesos pesados de Wall Street, el ala más tecnócrata de la Administración, la menos ideologizada. Era conocida la frontal oposición de Cohn al recién defenestrado Steve Bannon, el estratega principal de Trump, ahora regresado a Breitbart News, una publicación agitadora de la extrema derecha.
Cohn, de 56 años, llegó a ser considerado como el sucesor de Lloyd Blankfein al frente de Goldman Sachs. Su perfil no puede ser más antagónico al de un Bannon que, pese a haber trabajado también en el mismo gran banco, era uno de los mayores valedores del nacionalismo económico que caracteriza partes del discurso de Trump.
El consejero económico también ha sido considerado como posible sustituto de Janet Yellen al frente de la Reserva Federal, aunque ha rehusado pronunciarse al respecto. Según The New York Times, cuando se encendió la polémica por las palabras de Trump respecto a los incidentes de Charlottesville, el exbanquero llegó a tener escrita su carta de renuncia. Su misión, hoy por hoy, sigue en la Casa blanca, en hacer posible una de las grandes promesas electorales del Trump, la reforma fiscal. Las primeras directrices de esta, según dijo en la entrevista de este viernes, se conocerán la semana que viene en un discurso que Trump pronunciará en Misuri.

UN MAL ESTUDIANTE DE OHIO

SANDRO POZZI
Gary Cohn se crió en el seno de una familia de clase media en Cleveland, Ohio. Un profesor llegó a decir a sus padres que tendrían suerte si lograba un trabajo de camionero. Él mismo reconoció que fue muy mal estudiante y de niño fue diagnosticado con dislexia. A los 16 años se puso al volante de un camión y le encantó. Pero insistió a sus maestros que quería completar su educación. Aunque siempre tuvo pasión por las finanzas, su primer trabajo fue en US Steel, como vendedor de marcos de aluminio para ventanas.
Aprovechando un viaje de negocios en Nueva York, fue a visitar Wall Street. Compartió taxi con un ejecutivo de una firma que empezaba en el mercado de opciones. Así consiguió su primer trabajo. Goldman le fichó en 1990 y cuatro años más tarde se hizo socio.

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