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El aislamiento global de Venezuela se intensifica tras la Constituyente

La presión internacional sobre Venezuela es una montaña rusa. Constantes subidas y bajadas, giros inesperados y una permanente sensación de que todo es posible antes de volver al mismo punto, eso sí, con otra sacudida de por medio. Ahora, después de las elecciones a la Asamblea Nacional Constituyente, encarrila un nuevo pico. El híbrido que se esconde tras la comunidad internacional, que va desde la mayor potencia mundial hasta la Unión Europea, pasando por los países más poderosos América Latina, ha intensificado el aislamiento de Venezuela y estudia las consecuencias de aplicar sanciones que vayan más allá de los comunicados de condena al chavismo y evitar que este saque réditos. Estados Unidos incluyó a Maduro en la lista de sancionados por el Departamento del Tesoro. Mientras el tiempo pasa, lo único que no tiene freno es el número de muertos y la insostenible crisis humanitaria que se vive en Venezuela.

Las críticas a las elecciones del domingo no se hicieron esperar. Muchos países ya habían condenado la celebración de los comicios. Algunos incluso anunciaron de antemano que no reconocerían los resultados. Otros, lo hicieron después. Hasta el mediodía del lunes se habían pronunciado al menos 27 países sobre la jornada electoral en la que el chavismo anunció una rotunda victoria, con más de ocho millones de votos. Tan abultada resultó que los ataques ya no solo se limitaron a la mera consumación de la Constituyente, sino que pusieron en duda al Consejo Nacional Electoral y la posibilidad de que Maduro haya logrado un triunfo similar al de Hugo Chávez en 2012.

De esos 27 países, 19 —entre ellos 11 de los 16 principales socios comerciales condenaron los resultados, aseguraron que no los reconocerían o pidieron que se reconsiderara la Asamblea Constituyente. Solo cinco Bolivia, Nicaragua, Cuba, Ecuador y El Salvador la avalaron. República Dominicana resultó, una vez más, ambigua y Uruguay insistió en la necesidad de iniciar un diálogo sin condenar la elección. Entre los principales aliados de Venezuela fuera de América Latina, China y Rusia, solo el Gobierno de Putin se pronunció en la mañana del lunes de lo sucedido la víspera, con un mensaje dirigido al resto de países: "Esperamos que en la situación de Venezuela no intervengan actores externos".
Las principales potencias de América Latina han dado buena cuenta en los últimos meses de que no quieren permitir la consolidación de un régimen autoritario en la región en la segunda década del siglo XXI. Desde hace meses, México, Colombia y Argentina, entre otros, han abanderado el liderazgo de la región en distintos escenarios. Las dudas se ciernen ahora sobre las implicaciones que pueden llegar a tener mayores sanciones que las meras condenas y en qué se concretarán. "Hasta ahora los esfuerzos diplomáticos no han sido muy fructíferos, pero se auguran semanas de alta intensidad", considera Mariano de Alba, abogado venezolano especialista en derecho internacional y relaciones internacionales.

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