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Condenan a pena de muerte a español Arthur Segarra, conocido como "el descuartizador de Bangkok"

El español Artur Segarra, único acusado del asesinato de su compatriota David Bernat en Tailandia, ha sido condenado a la pena de muerte este viernes por asesinato premeditado, robo, secuestro, extorsión, tortura y falsificación de documentos. Así lo ha considerado en su sentencia el tribunal penal del norte de Bangkok que se ha hecho pública a las 13.00 (hora local) y ha sido notificada al acusado poniendo fin al macabro crimen que tuvo lugar en enero de 2016.
Los agentes no han permitido hacer preguntas a Segarra tras darse a conocer el fallo. No obstante, Jassada Piyasuwanvanit, el abogado de oficio que ha defendido al condenado durante los tres meses que ha durado la declaración de testigo, ha explicado a este periódico que su cliente “va a apelar la sentencia”.
Piyasuwanvanit, el tercer representante legal de Segarra desde su detención, no será el letrado de la apelación, sino que será su primer abogado, Worasit Piriyawiboon. El español aún tiene la posibilidad de recurrir al Tribunal de Apelaciones, al Tribunal Supremo y, en última instancia, solicitar clemencia a la Casa Real para rebajar el castigo.
Tailandia no se ha ejecutado a ningún reo desde 2009 y la pena en su lugar conmuta como pena perpetua. Segarra además de cumplir la condena deberá reembolsar a la familia de Bernat 700.000 bahts (unos 18.991 euros) que sustrajo de sus cuentas bancarias. Hoy, el criterio del Gobierno tailandés es que el sentenciado debe cumplir la pena de prisión y la responsabilidad civil, por lo que no podría ser trasladado a España, si así lo solicita, sin abonar el dinero
Segarra, de 37 años, fue detenido el 7 de febrero de 2016 en la localidad camboyana de Sihanoukville, a donde había huido dos días antes y entregado a las autoridades un día más tarde.
El condenado aguardaba desde entonces en una cárcel de Bangkok y ha asegurado ser víctima de una trampa en la que implicó a su exnovia tailandesa, Pridsana Saen-ubon, quien testificó en su contra el pasado mes de diciembre. En su declaración la mujer también destacó el comportamiento errático del acusado tras el crimen.
Bernat, un empresario de 40 años y procedente de Lérida, residía en Irán y visitaba frecuentemente Tailandia. La víctima llegó a Bangkok el 19 de enero para disfrutar de unos días de vacaciones y esa misma noche quedó para tomar unas copas con Segarra, a quien ya conocía de la noche tailandesa.
El dúo se dirigió a casa del condenado, donde tuvo lugar el secuestro. Su cadáver apareció días después descuartizado, un caso que llenó las televisiones tailandesas de imágenes de los agentes transportando las partes del cuerpo halladas flotando en el Chao Phraya, el río que serpentea Bangkok.
El equipo forense determinó que la víctima falleció por asfixia entre el 25 y el 27 de enero. Según la investigación, una noche después del asesinato Segarra salió en su motocicleta en dirección al río cargado con un gran paquete, donde se cree que se encontraba el cuerpo de Bernat, y regresó sin él la madrugada del día siguiente.
Según el juez, el asesinato fue motivado por dinero, ya que los investigadores detectaron “grandes cantidades” económicas desde las cuentas corrientes en Singapur del español asesinado hacia otras entidades de las que Segarra era titular. El detenido fue grabado además retirando grandes sumas de cajeros automáticos en Bangkok después de la desaparición de Bernat.
La fiscalía ha llamado al estrado a declarar a cerca de cuarenta personas, además de recoger muestras de ADN, huellas en el apartamento de Segarra, grabaciones de cámaras y extractos de cuentas bancarias que le inculpan. El juez ha expresado que a pesar de que no hay testigos directos porque Bernat no salió del piso de Segarra, “las pruebas forenses son fiables y no se pueden rechazar”.
Los Mossos d’Esquadra seguían la pista de Segarra desde un año antes del asesinato de Bernat por ser, supuestamente, uno de los líderes de un grupo que estafó en Cataluña un centenar de ancianos con contratos abusivos de compraventa de casas a cambio de una renta vitalicia que nunca llegaba. Cuando había planeado detenerle, el acusado ya se encontraba en Tailandia.
El español ha llegado a la sala de sentencia vistiendo un traje de reo de color marrón claro, grilletes en los tobillos y los pies descalzos. En una pequeña sala, que estaba al completo, se encontraban dos de sus amigos y un sacerdote español radicado en el país asiático. Segarra se ha mostrado relajado durante toda la jornada y ha mencionado al abandonar el lugar que “no hay pruebas” sino indicios que le culpen por el asesinato.
En 2009 Tailandia ejecutó por última vez a dos condenados a muerte por narcotráfico. El último ajusticiamiento por un delito de asesinato tuvo lugar en 2003, año en el que el país cambió el método de las ejecuciones del fusilamiento a la inyección letal. Según la organización Amnistía Internacional, en las cárceles de Tailandia había 427 presos en el corredor de la muerte a finales del pasado año, 24 de ellos son extranjeros.
Un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores aseguró en Madrid que Segarra "ha recibido asistencia consular desde el primer momento, igual que cualquier otro ciudadano español preso en el extranjero", pero ha evitado entrar en detalles recordando que la víctima también tenía nacionalidad española. Dicho portavoz no ha querido pronunciarse sobre las gestiones que pueda realizar el Gobierno español para evitar la ejecución de la pena capital, pero ha recordado que "el procedimiento judicial no ha terminado, ya que cabe la posibilidad de apelar" la sentencia y que "España es contraria a la pena de muerte en todos los casos y trabaja por su abolición universal".



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