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Análisis político: Lo que podría ser el principio del fin del PRM

El anuncio del ex presidente Hipólito Mejía de que buscará la nominación presidencial por el Partido Revolucionario Moderno (PRM), frente a un Luis Abinader fortalecido y dispuesto a ser también candidato presidencial (ya nominado como tal por el Partido Humanista Dominicano) augura un cuadro difícil de descifrar en el corto plazo, sobre todo si se toma en cuenta que por los predios del PRM hay muchos cabos sueltos, entre ellos la indefinición de un mecanismo para la escogencia de su candidato a la presidencia.

El optimismo de muchos perremeístas los lleva a ilusionarse con la vaga idea de que a fin de cuentas Hipólito y Abinader encontrarán el modo de resolver esa  incómoda situación, pero eso entra del campo de las probabilidades, por lo que no es algo seguro, sobre todo si tomamos en cuenta la decisión de uno y otro líder de ser candidato a la presidencia por el PRM. En el caso de Hipólito todo indica que este considera que esa candidatura es de su propiedad y que solo él puede ser candidato en esa organización política (creencia que también tenía cuando estaba en el Partido Revolucionario Dominicano (PRD).

Al hecho de que muchos en el PRM consideran que Hipólito es el líder, se suma el que muchos también del PRM creen que Abinader no tiene suficiente curriculum para ser presidente y hasta lo consideran una especie de fresco, que quiere quitarle la candidatura a su papá político. Del lado de Abinader, sin embargo, se encuentra una amplia masa de gente que ha perdido la confianza en Hipólito. Por eso Abinader lo aventaja en las encuestas.

Sea como fuere, una rebatiña entre Hipólito y Abinader, si no es regulada en términos ideológicos y políticos, y se lleva al plano personal (lo que incluye la posibilidad de agresiones, físicas y verbales, entre los integrantes de ambos bandos) podría terminar en una profunda enemistad entre los dos líderes, con lo cual se crearía una situación igual, o parecida, a la que se produjo entre Hipólito a Miguel Vargas.

Si lo que señalamos en el párrafo anterior llegara a ocurrir (lo que es posible, aunque no seguro) podría pasar que una cantidad indeterminada de perremeístas retornara al PRD. El PRM, a fin de cuentas, es solo un experimento político, una entidad sin estructuras dirigenciales oficiales, que es el fruto de divergencias intestinas, o lo que es lo mismo, de una división de tipo personalista, no programática ni ideológica.

Esto último no sorprendería a nadie pues la historia política de los seguidores de Hipólito y Abinader donde está es en el PRD, ahí se encuentran atesorados todos sus méritos partidarios, y no en el PRM, que como partido nuevo, no tiene historia ni mística, sino que es solo un instrumento de los disgustados con Miguel Vargas, que tampoco es propietario del PRD, aunque en la actual coyuntura (que como toda coyuntura tiene fecha de vencimiento) aparezca como ley batuta y constitución.

En fin, será difícil, para no decir imposible, que el PRM, con dos líderes radicalizados en las aspiraciones de ser su candidato presidencial, puedan producir una cohesión interna sustentable, y mucho menos capitalizar el voto disidente de la oposición y de la masa silente.No tenemos una bola de cristal para predecir el futuro. No somos profetas ni adivinos. Tratamos de arañar el porvenir con el objetivo de ver más allá de la curva.

Hipólito y Abinader chocarán, y ese podría ser, podría ser, podría ser, el principio del fin del PRM.



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