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Un ultra belicista como nuevo consejero de seguridad de Trump

El ardor guerrero domina Washington con la llegada de John Bolton. El nuevo consejero de Seguridad Nacional es algo más que un halcón conservador, fue uno de los nombres más significados en la fallida invasión de Irak por parte de George W. Bush. Partidario de romper el acuerdo nuclear con Irán, ha defendido un ataque preventivo en Corea del Norte y, cuando estaba en la Administración en 2002, acusó equivocadamente a Cuba de haber desarrollado armas biológicas.
Bolton, de 69 años, fue embajador de George W. Bush ante la ONU durante poco más de un año, entre agosto de 2005 y diciembre de 2006. Tuvo que dimitir cuando los demócratas vencieron en las elecciones legislativas del año anterior y lograron la fuerza suficiente en el Senado para no renovar su mandato. Antes había servido cuatro años en el Departamento de Estado -como subsecretario para el Control de Armas y Seguridad Internacional- rodeado por su polémico estilo autoritario y por unas graves acusaciones, las de presionar a los especialistas de inteligencia para lograr datos que justificaran sus alegatos de halcón. Incluso algunos republicanos moderados le dieron la espalda en el Congreso.
Cuando Estados Unidos y Corea del Norte están negociando el inicio de unas negociaciones históricas, Donald Trump ha elegido a un duro belicista, una decisión paradójica que solo se entiende en el espíritu de contradicción que envuelve a este Gobierno. El sustituto de H. R. McMaster fue un firme defensor de la invasión de Irak - “Creemos con confianza que Saddam Hussein ha escondido armas de destrucción masiva”, dijo en 2002- y la evidencia posterior de que EE UU estaba equivocado no le hizo cambiar de opinión, ya que en 2015 seguía diciendo que la intervención para derrocar a Hussein había valido la pena.
Nacido en Baltimore y doctorado en Derecho por Yale, Bolton ya había sido considerado para el puesto de consejero de Seguridad Nacional en la fase embrionaria de la Administración Trump, cuando el magnate neoyorquino barruntaba los nombres para su equipo desde su oficina de la Quinta Avenida de Nueva York, cuando acababa de ser elegido presidente. También se barajó su nombre como posible secretario de Estado, pero el mandatario electo optó por un perfil más moderado (el también caído en desgracia Rex Tillerson).
Sin embargo, durante meses, Bolton estuvo asesorando al nuevo Gobierno de forma informal, aunque el pasado agosto se quejó públicamente de que había perdido el acceso directo a Trump debido a “cambios de personal”, poco después de que el general John Kellyse convirtiera en jefe de Gabinete y empezase a controlar más la agenda presidencial. Así, el exembajador optó por publicar un artículo en el que defendía lo que le quería decir a Trump en persona, que dejar el pacto nuclear con Irán debería ser “la principal prioridad diplomática” de Washington.
El episodio habla de la personalidad mediática y combativa de Bolton, que este mismo jueves entró en antena en la Fox, apenas 45 minutos después de que se anunciara su nombramiento, aunque echó balones fuera sobre muchos asuntos, como las discrepancias posibles con otro perfiles más moderados que quedan en la primera línea del Gobierno, como el jefe del Pentágono, Jim Mattis. En la entrevista prometió ser “un bróker honesto” que ofrezca al presidente varias posibilidades de acción.
Trump debe decidir en mayo si renueva el acuerdo con Irán y, probablemente antes, se sabrá si se celebra esa histórica reunión con el dictador norcoreano, Kim Jong-unEn un artículo publicado en The Wall Street Journal este mismo mes Bolton mostraba su postura al respecto: "Es perfectamente legítimo que Estados Unidos ataque primero para responder al riesgo que suponen las armas nucleares de Corea del Norte". Sobre Irán ha dicho que “una acción militar de Israel puede ser la manera de parar el programa nuclear de Irak”.
Bolton siempre ha mantenido un discurso duro sobre ambos países y lideró las negociaciones para que la Administración de Bush hijo pudiera retirarse del Tratado de Antimisiles Balísticos, que Nixon impulsó en 1972, para poder desarrollar, libre de ataduras, un escudo antimisiles. También ha escrito libros con títulos muy descriptivos de su ideario, como Rendirse no es una opción: defender América en la ONU y en el extranjero o Cómo Barack Obama está poniendo en peligro nuestra soberanía nacional y en los últimos años se ha prodigado como analista de la Fox y del think tank conservador American Enterprise Institute (AEI).
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