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LAS DIFERENCIAS ENTRE SAN JUAN DE LA MAGUANA Y SEVNICA

Por: Cassandro Fortuna M.A.

El castillo de Sevnica
Todos los pueblos tienen la oportunidad de proyectarse en el mundo. Tal vez unos más que otros; pero todos tienen la manera de decirle al mundo: “aquí estoy yo”. Sobre la base de ese enfoque quiero comentar sobre por qué algunos pueblos aprovechan sus oportunidades y  otros no y por qué unos pueblos llegan primero que otros a sus destinos respectivos.

En este breve trabajo quiero hacer una comparación entre un pequeño pueblo de Eslovenia, llamado Sevnica, y mi pueblo natal, San Juan de la Maguana, en la República Dominicana.

Sevnica, el pequeño  pueblo esloveno donde nació Melania Trump, la  actual esposa de Donald Trump, es una población de apenas 17 mil personas. Su principal punto de atracción es un castillo que fue construido en el año 1300  (siglo XIII) y reconstruido en 1590, es decir, a fines del siglo XVI.
De acuerdo con una reseña encontrada en internet:

Los visitantes están invitados a realizar un recorrido por el restaurado castillo y explorar su interior con su mobiliario neorrenacentista. Explora la sala de conferencias, el salón de bodas y la capilla privada, así como el salón barroco lleno de muebles de lujo que fueron todos hechos en Eslovenia. Tómate unos minutos para tomar una bebida en la cafetería y disfrutar de las vistas del campo y de la ciudad. El castillo ofrece muchas cosas que ver, desde las colecciones de bomberos que cuentan la historia de la lucha contra el fuego en Eslovenia hasta el museo escuela y la galería de artes decorativas. El castillo también cuenta con una bodega de vinos que ofrece degustaciones de vino por un módico precio e incluso produce su propio vino de los viñedos ubicados dentro de la propiedad del castillo. Los niños podrán disfrutar viendo a los títeres de tamaño natural, así como tener la oportunidad de ver el teatro de marionetas del castillo en acción. 

Dibujo de la vieja casona de Lilís
Esto quiere decir que en Sevnica han aprovechado una de sus oportunidades. En San Juan de la Maguana no lo hacemos. En múltiples ocasiones hemos hablado de cómo destruimos la casona de Lilís, y nos restamos oportunidades echando por el suelo una construcción de fines del siglo XIX, que era un centro de gran atractivo turístico e histórico y el ayuntamiento de entonces la destruyó. Lilís, cuyo nombre oficial es Ulises Heuraux, fue presidente y dictador de la República Dominicana. Esa casa debió ser convertida en un centro de gran interés histórico. Sus instalaciones pudieron ser convertidas en ese museo que tanto necesitamos. Miles de personas hubiesen venido a San Juan de la Maguana para ver allí cosas que no están en ningún otro lugar. El interés por la historia es cosa de cada cual. Es como decir que cada cabeza es un mundo y cada uno busca lo que quiere en un momento dado. Hoy queremos ver la casa de Maquiavelo en Florencia, o la Torre de Pisa, y mañana la Catedral Primada de América en Santo Domingo, o las Cataratas del Niágara en Canadá.

A la gente que le gusta la Historia puede ir a Paris y ver allí la tumba de Napoleón. Puede ir al Louvre y deleitarse con los cuadros de Leonardo y Delacroix, y miles de obras de arte y objetos y documentos maravillosos, como la escultura de la Venus de Milo o una momia egipcia. Pero si quiere ver el palacio de Sevnica tendrá que ir a Sevnica. Quien quisiera conocer la casa de Lilís hubiese tenido que venir a San Juan de la Maguana.  Pero ya no la tenemos, porque la destruimos. Borramos nuestra historia y nuestro patrimonio histórico.

Es así como los pueblos pierden sus oportunidades. No es que busquemos lo malo de nuestro pueblo; sino donde están nuestras debilidades para fortalecernos. No debemos continuar perdiendo nuestras oportunidades.

Tenemos otros monumentos, como la Plaza Ceremonial Indígena, llamada también corral de los indios. Más de una vez se han producido importantes iniciativas en pro de su rescate, pero por una razón u otra esas intenciones se diluyen. Ojalá y un día no muy lejano podamos contar con un ayuntamiento que muestre verdadero interés por el rescate de nuestro patrimonio histórico. Será una forma de aprovechar nuestras oportunidades, que hasta ahora le hemos ido tirando como una cosa sin importancia.

La diferencia entre San Juan de la Maguana y Sevnica es que en aquella ciudad aprovechan sus oportunidades  y explotan su patrimonio histórico y turístico y en la nuestra no sucede lo mismo. Es cuanto.


El autor es periodista, abogado, diplomático, y tiene una maestría en derecho internacional

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