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Unidad de atención a violencia intrafamiliar y delitos sexuales ¡que gran disparate!

La Unidad de Atención y prevención de la Violencia Intrafamiliar y Delitos sexuales que opera en la avemida Rómulo Betancourt No. 301 del Sector Bella Vista es lo que se llama un templo  a la dejadez, o un "bloff". Allí campea una olímpica falta de cuidado o de interés  hacia las obligaciones  contraídas con un público que sufre, porque su personal no cumple cabalmente sus funciones, pese a la gran cantidad de especialistas y profesionales que integran esa dependencia de la Procuraduría General de la República.

Lo que pasa allí es  increíble. Hace poco se presentaron , por separado, dos mujeres que habían sido víctimas de violencia. Una estaba bajo amenaza de su ex pareja y otra había sufrido intento de violación por parte de un vecino.

Ambas se presentaron a dicho lugar a las 6 y 30 de la noche. Se registraron en la recepción. Todo bien. "Sienténse allí, que serán llamadas". Ambas obedecieron. En el ínterin se podía notar una entradera  y salidera de algunas damas indiferentes, que parecían profesionales, pero que entraban y salían y no se dirigían para nada a aquellas mujeres angustiadas. Media hora después una de las jóvenes fue llamada.  Se le llevó a una habitación. Una hora después salió. La segunda esperó media hora más y entonces también la llamaron . Cerca de dos horas estuvo en una habitación, donde se le hacía una pregunta hoy y otra mañana. Una pérdida de tiempo inaceptable. Luego fue despachada, cerca de las diez de la noche, para que retornaran al día siguiente. Es decir, todo aquel tiempo no produjo ningún efecto.
El testigo de esta historia no podía creerlo.Solo había dos mujeres en aquel lugar, lleno de empleados. Dos mujeres y las atenciones fueron absolutamente precarias. Tres horas para atender dos personas. Sin exageración. Le estamos dando al César lo que es del César. Aquella unidad existe para darle atención a mujeres y familias con problemas, y sin embargo a estas no se les presta las atenciones correspondientes. Un personal pagado que trabaja de forma medalaganaria.

El caso es que después una larga espera, estéril, ambas jóvenes fueron citadas para el otro día para que se entrevistaran con una psicóloga y un fiscal.

Al otro día solo fue una de ellas. La otra parece que prefirió no volver.Pero la que fue tampoco  fue atendida. Es decir, no ocurrió nada porque tampoco fueron a la oficina ninguno de los profesionales que se ocuparía de sus casos respectivos . Sencillamente no aparecieron. Al parecer en la unidad citada prevalece un desorden mayúsculo y el personal está de su cuenta. Allí lo que hay es un relajo. Por eso las mujeres maltratadas no están acudiendo a dichas oficinas. Y cada día tenemos más feminicidios.  Así, pues, no hay fiscalización eficiente y tales oficinas se han desnaturalizados. Es una lástima, porque son unidades necesarias y se gasta un gran dinero en ellas. Nada más hay que ver la presentación de sus locales. Oficinas super modernas, con buen aire acondicionado. Cada profesional tiene su propio cubículo de trabajo. En fin, es lo que se dice un filete de empleo. Seguramente tiene muchos beneficios y sueldos dignos.Lamentablemente no se lo ganan.

Para no cansar la historia, aquellas mujeres esperaron y esperaron....Y saben qué pasó? Cuando se esperaba que habría acción a las muchachas les dijeron que se fueran y que serían llamadas oportunamente.
INCREÍBLE!!!!

Pero ¿y qué papel del diablo es que juega esa llamada unidad de atención para violencia intra familiar y delitos sexuales? Son un fiasco y una gran decepción para el pueblo dominicano.

Lo más bonito de todo esto que aquella entidad está llena de empleados, civiles y policiales. Se supone que todo ello existe para darle un buen servicio a las víctimas, pero como se ha visto las protagonistas de todo ese gasto, y toda esa chulería son las menos importantes.

¿Eso no lo sabe el señor Procurador Domínguez Brito? ¿Eso no lo sabe nadie del sector? ¿o es que estamos frente a una irresponsabilidad colectiva?


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